En Ceánuri (Vizcaya), de donde pasaron a Oquendo (Álava). Este apellido enlazó con otros no menos hidalgos, tales como los de Arriaga, Bengoa, Galíndez, Gárate, Gardeazábal, Gaztelu, Ibarrola, Palacio, Sagarminaga, Untzaldeco, Zubibiarte, Zubieta y Zuloaga.
En el Valle de Oquendo aparecen los de esta familia en los primeros años del siglo XVIII, viéndoseles vinculados, desde el primer momento, a los linajes de más prestancia. Actualmente hay algunos A. en cuyas manos han para do siempre los cargos más honoríficos, desde la Mayodormía secular de Nuestra Señora de Untzaa (en 1720) hasta la Alcaldía del Municipio (en 1929).
Son todos, desdesu llegada a la referida anteiglesia alavesa, feligreses de la parroquia de Santa María, estando su casa armera sita en la barriada de Otaola, en cuyo término han desempeñado, de padres a hijos, el cuasi patronato de la ermita de San Sebastián, de gran renombre de todos los contornos. En la guerra carlista honraron sus hijos a tan claro apellido con diversos hechos de campaña, que valió a alguno de ellos la gran Cruz de la Orden de Carlos III. En 1720 fué Mayordomo de Nuestra Señora de Untzaa don Domingo de A., natural de Oquendo, esposo de doña Josefa de Ibarrola, y ambos padres de Martín, Ignacio, Bernardo y Josefa de A. Ibarrola. Esta última, también natural de Oquendo, casó con don Manuel Galindez Ibarra, natural de Llodio, que la hizo madre de Pedro Galindez A., marido de doña Francisca Ospín de Urquijo.
Blasón de la familia Abásolo
De oro, con tres panelas de azur puestas en triángulo. Bordura de plata con ocho armiños de sable.
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