En campo de azur, un castillo de plata alterado y terrazado de sinople y, al pie, un jinete que porta estandarte de gules con una cruz blanca a lomos de un caballo sillado de gules.
Es muy probable que el origen de Fuentes de Año debamos indagarlo en las labores de roturación y repoblación desarrolladas por un particular asentado en estas fértiles tierras meridionales del término concejil de Arévalo, entre los ríos Zapardiel y Arevalillo, regadas por arroyos como Vallodano o Valsalido, en los albores del siglo XII. El conde Raimundo de Borgoña, por encargo de su suegro el rey Alfonso VI, acometió, a partir del año 1088, la revitalización demográfica de estas tierras para lo cual atrajo población de las comarcas norteñas del reino
En el año 1090 Arévalo y su Tierra fueron entregadas al obispo de Palencia por el conde repoblador, pasando a formar parte de su diócesis. La medida será confirmada por su hijo Alfonso VII (1126-1157) el 24 de abril de 1130, aunque poco después se adjudicara al obispado de Ávila, conjuntamente con Olmedo. En 1138 Arévalo aparece como cabeza de una de las tres Tierras de la diócesis abulense junto con Ávila y Olmedo.
La villa-fortaleza de Arévalo, junto con su Tierra, adquirirán mayor importancia a partir de 1157, al dividir Alfonso VII los reinos de León y Castilla y fijar sus fronteras en la línea divisoria de las diócesis de Salamanca (leonesa) y Ávila (castellana). Arévalo se constituirá en el extremo occidental fronterizo del reino de Castilla con el de León.
Será durante este período de «paz armada» cuando se vaya consolidando el término concejil arevalense. La villa, entendida como la agrupación de todos sus vecinos dotados de personalidad jurídico-política, obtiene un amplio territorio municipal de más de mil kilómetros cuadrados, dentro del cual se sitúan núcleos menores de población o aldeas que dependen de las autoridades urbanas. Arévalo será uno de los centros de repoblación, la villa jurisdiccional dueña de un extenso alfoz que limitaba al Norte con los concejos de Medina del Campo y Olmedo; al Este, con los de Coca y Segovia; al Sur, con el de Ávila, y al Oeste, con el reino de León, integrado por más de cien aldeas.
Una de esas aldeas será Fuentes de Año. Ubicada en el sexmo o demarcación territorial concejil de Rágama, sus orígenes poblacionales debemos vincularlos a los deseos de asentamiento de algún colono, de nombre Fáñez o Hañez, que procedente de la villa se asienta junto a su familia en una zona rica en fuentes y por tanto en pastizales.
Las fuentes de Fáñez, como lugar ocupado y roturado por un intrépido colono, se convertirán con el tiempo en un núcleo aldeano de población que vemos documentado ya en 1250 formando parte del tercio de Rágama en el arciprestazgo de Arévalo: «in tercio de Ramaga… Fuentes danno, XX morauedís». Con el mismo nombre será enunciada, esta vez expresamente como aldea de Arévalo, en un cuaderno catedralicio de pesquisas de abril de 1291.
Dentro de la organización territorial concejil arevalense la aldea de Fuentes de Año se adscribirá, desde mediados del siglo XIII, al sexmo o demarcación de Rágama constituido por cerca de una veintena de núcleos poblacionales. En el Censo de la Corona de Castilla de 1591, como aldea integrante de dicha Tierra, contará con 196 vecinos de los que 190 son pecheros, 3 hidalgos y 3 clérigos.
Como aldea concejil de Arévalo, Fuentes de Año proseguirá su lenta configuración demográfica y política en un silencio documental casi absoluto. Sin embargo sabemos que a mediados del siglo XVI obtiene el título de villa, procediéndose a su exención jurisdiccional respecto de Arévalo a la par que es otorgada por el rey en señorío —probablemente mediante compra— a un destacado miembro del linaje urbano de los Tapia: Francisco de Tapia.
Al respecto, el historiador Montalvo en su afamada obra De la Historia de Arévalo y sus sexmos nos refiere, al hablar del convento de la Santísima Trinidad de Arévalo, lo siguiente:
«Es un convento suntuoso y rico, cuyo patronazgo del entierro de la capilla mayor, el año de 1545, dotó Francisco de Tapia, caballero conocido de esta noble villa y uno de los que ilustran el linaje y familia de los Tapias. Primer señor de las villas de Fuentesdaño, Canales y Raliegos, y casado con doña María Velázquez, señora de esta noble villa, cuyos hijos mayores fueron don Alonso de Tapia, don Álvaro de Tapia y doña Beatriz de Tapia… Don Alonso de Tapia, segundo señor de Fuentesdaño, casó con doña Rafaela de la Cárcel, de la nobilísima familia de los Cárceles.., y tuvieron por su hijo mayor a don Francisco de Tapia Velázquez de la Cárcel, tercer señor de Fuentesdaño, Canales y Raliegos, caballero del Hábito de Santiago, que casó con doña Antonia Sedeño, hija de don Cristóbal Sedeño de Torrellas, caballero del Hábito de Montesa.. Fue hijo malogrado de estos señores don Alonso de Tapia, caballero del Hábito de Santiago; casó con doña Feliciana Jiménez de Arellano, y es su hijo don Francisco de Tapia>.
Los caballeros villanos de Arévalo, encumbrados al control político y económico del municipio desde mediados del siglo XIII, se organizan para una mejor fiscalización de sus integrantes y distribución de beneficios en Linajes y corporaciones familiares de caballeros. De acuerdo con la tradición se acepta que hubo cinco linajes a los que se da como timbre de gloría su origen legendario en los albores de la Reconquista: son los Briceños, los Montalvos, los Verdugos, los Sedeños y los Tapia.
El Palacio del Conde de Valdeláguila en Fuentes de Año (S. XVI)
Con el tiempo, algunos miembros destacados de tales linajes urbanos que monopolizan la vida concejil, adquirieron enjundiosas posesiones a lo largo del término municipal cuyos órganos rectores controlan. En no pocas ocasiones tales adquisiciones serán refrendadas por el rey otorgando derechos señoriales. Tal es el caso de la aldea de Fuentes de Año, respecto de los Tapia.
Será el Catastro del marqués de la Ensenada, de 1751, el que nos informe fielmente de la naturaleza jurídica del señorío que desde mediados del siglo XVI, como queda dicho, ostentan los cabeza del linaje de los Tapia de Arévalo:
«A la segunda pregunta dijeron que esta dicha villa es de señorío y pertenece a Don Francisco Antonio de Tapia Velazquez, cavallero de avito de Calatrava, vecino de la villa de Arévalo, quien perciue sólo el derecho de alcaualas y por esta razón que pagan sus vecinos en cada un año tres mil y trescientos reales de vellón y los demás derechos perciue Su Magestad Cathólica a quien se le pagan en cada un año trescientos y quatro mill novezientos y ochenta marauedís en esta forma: por Cientos, setenta y quatro mill seiscientos y doze marauedís; por Millones, ciento quarenta y nueue mill setezientos y ochenta marauedís; por Impuestos, quarenta y nueve mill novecientos veinte y seis maravedís; por Servicio Real, veinte y cinco mill novecientos y dos maravedís; por Quarto Fiel medidor, quatro mill setezientos y sesenta marauedís. de cuias cantidades, por gracia hecha por Su Magestad, que Dios guarde, se les ha revajado desde el día primero de henero próximo pasado deste presente año cinquenta y un mill marauedís, con que para en adelante les queda de pagar por dichos derechos doscientos y cinquenta y tres mil novecientos y ochenta maravedís, y responden».
A tales informaciones debemos añadir las proporcionadas, respecto al tema señorial, por la respuesta 28:
«A la pregunta veinte y ocho digeron que como llevan dicho están enegenadas de la Corona las alcaualas desta villa, el oficio de escribano del número della y el de contador; las tercias reales y martiniega; que las alcaualas las goza el dicho D. Francisco Antonio de Tapia Velázquez, con los oficios de escribano y contador que exerce Francisco Antonio Gutiérrez Ramonal, los que producen dos mill y doscientos reales de vellón; las tercias reales las goza el Excmo. Sr Duque de Osuna; la martiniega la perciue la Vniversidad de la Tierra y sus procuradores en su nombre y no pueden dezir en virtud de qué privilegios. Que las alcaualas producen en cada un año, como llevan dicho, tres mill y trescientos reales de vellón. Que las Reales Tercias no pueden dezir lo que producen. Remítense a sus tazmías de diezmos.., y que también an hoido dezir que las penas de Cámara y derechos de mostrencos se hallan enagenados y producen cinquenta y un reales y que las goza (el) dicho D. Francisco de Tapia y responden».
En el Censo del conde de Floridablanca, de 22 de marzo de 1785, la villa de Fuentes de Año, bajo «señorío secular» y con «alcalde ordinario», nos aparece formando parte del sexmo de Aldeas, en el concejo de Arévalo.
Todo ello no viene sino a confirmarnos la naturaleza jurisdiccional del señorío ejercido por los Tapia sobre la villa de Fuentes de Año por espacio de más de doscientos años, para el ejercicio de la cual cuentan con un alcalde ordinario, obteniendo los derechos que su ejercicio reportan al titular señorial.
D. Francisco de Tapia, señor de la villa de Fuentes de Año, Canales y Raliegos, contaba en 1751 con ochenta años de edad. Ostentaba asimismo el título de conde de Valdeláguila que transmitirá a sus herederos como es el caso de Juana de Tapia Meléndez, esposa del marqués de Villasante.
La villa de Fuentes de Año formará parte del estado señorial de los Tapia hasta la disolución definitiva de los señoríos por las Cortes de Cádiz, a comienzos del siglo XIX.
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