De oro, cinco bustos, colocados dos en jefe, uno en centro y dos en punta.
El hábitat estuvo ocupado desde la época prehistórica. Son muchos los lugares donde se encuentran restos de poblados y fortificaciones ibero-romanas.
Su situación fronteriza le ocasionará serios conflictos en la época de la Reconquista.
Desde cualquier punto podemos observar el caserío que se derrama desde la cumbre del monte, para quedar remansado a sus pies en el llano. Al sur, la ciudad antigua moruna, coronada por las ruinas de la que fuera en otro tiempo imponente fortaleza de los califas cordobeses. Al otro lado, la Baena moderna del siglo XX con amplias avenidas y aspecto más cosmopolita.
Baena es una localidad Cordobesa situada al suroeste de la provincia, entre la campiña y la sierra subbética, a 60 kilómetros de la capital. Este pueblo blanco, rodeado de olivares, aún conserva su sabor árabe en el trazado de sus calles. El término de Baeza ha constituido desde sus comienzos uno de los enclaves más próspero de la campiña cordobesa, lo cual explica la presencia de numerosas civilizaciones a lo largo de su historia. Testimonios de las culturas ibérica y romana han aparecido y siguen descubriéndose por doquier como muestra del apogeo económico, social y demográfico de que disfrutó su término en la antigüedad. Como era de temer, la localidad de Baena no pudo escapar al expolio del que se la hizo objeto durante la guerra civil, que afectó significativamente a su patrimonio artístico y documental. Afortunadamente, todavía podemos contar con maravillas como los restos de la ciudad ibérico-romana de Iponuba o Iponoba, que llegó incluso a eclipsar la personalidad de Baena durante la edad antigua. Durante la dominación romana la población participó en la guerra entre Viriato y Máximo, en el año 140 a. C. Tras la ocupación árabe de la península, fue entregada por capitulaciones a Fernando III en 1241 quien la entregó a su hermano que la repobló con cristianos. Más tarde pasó a pertenecer al mariscal Don Diego Fernández de Córdoba que recibió el título de conde de Cabra en 1455. Fue durante el emirato de Córdoba cuando la ciudad fortificada de Baena destellaba con luz propia. Por tanto, Baena presenta una acusada personalidad árabe que pervive en su actual arquitectura y en el perfil del pueblo baenense, caracterizado por el antiguo cinturón de murallas que rodeaba a la por aquel entonces villa o medina. En la actualidad Baena es una ciudad agrícola y de servicios con una importantísima producción de aceite de oliva. En este sentido, señalamos que el principal cultivo de la localidad cordobesa es el olivar, detentando incluso una denominación de origen del aceite de oliva que lleva el nombre del pueblo, Baena. Así pues, la superficie de olivar es de 23.456 de hectáreas. Tras éste, se sitúa el trigo, con 4.533 hectáreas de superficie. Las principales actividades empresariales de la localidad que más empleo generan son el comercio y la reparación de vehículos de motor y artículos de uso doméstico. También tiene mucha importancia el sector de la construcción, la industria textil y de la confección, la industria de la alimentación y la hostelería.