Escudo cuartelado: primero y cuarto de plata, cabeza humana con turbante; segundo y tercero, de oro con cuatro palos de gules.
Caspe, capital del Mar de Aragón, es una ciudad histórica cuyos orígenes se remontan al segundo milenio antes de Cristo. En su entorno existen un centenar de yacimientos arqueológicos que marcan su pasado más remoto.
De los primeros siglos hay vestigios romanos y devociones de la mano de su varón apostolico San Indalecio.
Fue en 1169 cuando Alfonso II integro esta ciudad en la Corona de Aragón y en 1182 cuando la entrego a la Orden de San Juan, propietaria de la villa hasta la desamortización del pasado siglo.
Caspe fue plaza importante en las Guerras con Cataluña, asediada en las carlistas, y masacrada en la última, llamada civil. Ha sido visitada por Reyes y Papas y es destacado lugar de paso debido a su situación geográfica.
Posiblemente esta situación estrategica le permitio ser elegida como la sede de un Parlamento Extraordinario en el que participaron los Reinos de la Corona de Aragón para elegir sucesor a Martin I. En un momento en que lo normal era dilucidar los pleitos dinásticos por las armas, aquí se opto por la cordura: el Compromiso de Caspe.
Durante dos meses nueve compromisarios, tres por cada reino, estuvieron reunidos en Caspe recibiendo embajadores y oyendo los argumentos de los pretendientes a reinar. Aquí se impuso la razón sobre la fuerza y la Casa castellana de los Trastamara en la persona de Fernando I, comenzo su presencia en la Corona de Aragón.
Otro hito histórico, como sede autonómica, es su participación en el Estatuto de Aragón de 1936 y fue sede del Consejo de Aragón, primer Gobierno Autónomo en la España Republicana. Su sentido aragonés, autonómico y de imperio de la justicia y la razón, marcan su futuro ante la globalización del tercer milenio.