Cortado de oro y tres palos de gules; jefe, de plata con un busto en su color natural. La etimología de Cariñena tiene su origen en la época romana: “Plinio, procurador de la Hispania Tarraconense, llamó CARAE a este poblado romano y el sufijo INIANA, de la forma CARINIANA, es el sufijo característico de muchas fincas rústicas romanas. La villa CARINIANA significa la alquería, mansión situada en la antigua Carae y hace referencia a su propietario CARINIUS. A partir del siglo II, una imparable tendencia a la concentración de la propiedad en pocas manos, provocará la aparición de los grandes latifundios cuyos propietarios dieron nombre a algunos lugares como éste. Posteriormente, en la Edad Media, el topónimo sufrirá una evolución hasta convertirse en el actual: Cariñena.