Córdoba

23 febrero, 2011| Estudios Heráldicos

En campo de plata un león rampante de gules con una corona de oro. Bordura componada de castillos y leones.

LA CÓRDOBA DEL SIGLO XX

La centuria que acaba de terminar ha sido decisiva para Córdoba. Los cambios habidos a lo largo de sus décadas han ido preparando la ciudad para su paso al futuro. Poco a poco, y siempre en medio de interminables debates, los proyectos han ido siendo realidad cambiando la configuración de una ciudad que a la vez que progresa ve como su economía deja de depender del campo, cómo el patrimonio monumental se convierte en una fuente de riqueza y cómo pasa a ser un importante nudo de comunicaciones gracias a su privilegiado enclave geográfico.


La ciudad llegó al pasado siglo XX como un gran poblado de raíces agrarias por el que no había pasado la revolución industrial. Contaba con unos 58.000 habitantes. Un gran número de sus calle permanecía sin pavimentar y mal iluminadas. La ausencia de alcantarillado potenciaba la situaciones de falta de higiene y salubridad. Los escasos visitantes se maravillaban ante un patrimonio monumental tan extenso como abandonado al que los cordobeses de la época no valoraban en toda su dimensión. La enseñanza de impartía en 1900 en sólo cuatro centros: el instituto, el seminario y las escuelas de Magisterio y de Veterinaria.
A lo largo del reinado de Alfonso XIII, la población comparte el clima negativista que estaba extendido a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Las consecuencias de la pérdida de las colonias de ultramar y la sangría de la guerra de África pesaban también como una losa en el ánimo de los cordobeses. El turnismo político estaba agotado y se reclamaban nuevas fórmulas.
En Córdoba, la llegada de la dictadura de Primo de Rivera el 13 de Septiembre de 1923 supone el ascenso al poder de José Cruz Conde y Fustegueras que marcará prácticamente la década. Desde la alcaldía diseña importantes obras de infraestructura propias de una ciudad como el abastecimiento de agua potable. la apertura de nuevas calles, la creación de nuevos espacios ajardinados, etcétera que se irán desarrollando en el mandato de sus sucesores.
La irrupción de la República abre la ventana de la esperanza tras el agotamiento del régimen militar anterior. Una nueva clase política llega al poder y unos nuevos modos de entender la gestión se implantan en las instituciones aunque en Córdoba también se reflejan los vaivenes del régimen. A pesar de no vivir directamente la virulencia de la guerra civil, en la ciudad se sufren las consecuencias de las represiones que se ejercieron sobre la población.
El régimen de Franco tiene en Córdoba un nombre propio en sus primeros años: Manolete. La relación de amor/odio de la población con su ídolo alcanzaría la cumbre tras la muerte del diestro en Linares el 28 de Agosto de 1947. Desde entonces ocupa un lugar en la mitografía de la ciudad.
La llegada del obispo fray Albino González Menéndez-Reigada (1946) y del alcalde Antonio Cruz Conde y Conde (1951) suponen el inicio de la que se ha dado en llamar la «década prodigiosa» (1951 – 1961).
Los cincuenta son los años en los que Córdoba recupera parte del retraso arrastrado desde antiguo. Desde la labor social sin parangón del prelado hasta las acciones desarrolladas desde el Ayuntamiento, Córdoba experimenta un importante salto adelante en sólo unos años. Cruz Conde revaloriza el patrimonio monumental y crea la infraestructura necesaria en una ciudad de su tiempo como un aeropuerto, el segundo puente que se construye sobre el Guadalquivir desde la época romana, hoteles, remozado de pavimentaciones y alumbrados, nuevos barrios, etcétera.
Los años finales del franquismo en Córdoba se viven con languidez de no ser por la estela brillante que deja el nuevo maestro del toreo Manuel Benítez «El Cordobés».
Quizás el proyecto que con mayor mimo se acaricia sería el de la construcción de la nueva estación del tren, que luego se frustraría con la llegada de la democracia. En ese periodo hay que incluir la creación de la Universidad que vendría a dotar de perspectivas de futuro a las generaciones de jóvenes cordobeses.
Julio Anguita, por el Partido Comunista de España, es el primer alcalde de la democracia. Nuevos aires entran en el Ayuntamiento en el que el concepto de participación ciudadana se implanta como bandera de su gestión. Tras su mandato, el soterramiento del ferrocarril y la gestión de los terrenos liberados de Renfe, así como las actuaciones en el Guadalquivir son las líneas fundamentales que han definido la actuación municipal en la última década del siglo XX.
La Córdoba que entra en el siglo XXI poco tiene que ver con la de un siglo antes. Los centros docentes se han multiplicado en todos los niveles, destacando el nacimiento de una Universidad que goza de gran prestigio en varios campos. La atención sanitaria se centraliza en el Hospital Reina Sofía, el único de Andalucía con el programa completo de trasplante de órganos. Las comunicaciones dieron un importante salto al formar Córdoba parte de la primera línea de AVE que se instala en España.
El reto de presenciar los cambios de las últimas décadas, han demostrado que Córdoba se puede acercar al futuro, puede dejar de llegar tarde a los cambios que se producen y avanzar con el prestigio de su pasado.

Categories: Andalucia, Heráldica geográfica

Comments

  • MARIA GUADALUPE CORDOVA
    5 septiembre, 2011

    ESTA MUI BUENA ESTA PAGINAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA}

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