Procedentes de un mismo tronco común, los israelitas se dividieron en tribus que nada tenían en común en lo que se refiere a la familia.
Pero es en torno a este antepasado común en el que se generará la unidad hebrea. En esta época, la tradición es unánime: los doce hijos que emigraron con su padre Jacob a Egipto, son los que dan origen a las doce tribus de Israel que salieron de aquel país para marchar a la Tierra prometida. Los nombres de estas doce tribus no dejan de aparecer ya en la historia del pueblo judío constituyendo un recuerdo, que aún hoy en día es evocado por los israelitas actuales con cariño y afecto. Los emblemas de estas doce tribus fueron reproducidos en el año 1.966 por el Estado de Israel en una serie de sellos conmemorativos con los símbolos que representan a cada una de las doce tribus.
En la Biblia, en los «Números» ya se especificaban estas doce tribus. Por orden de Yaveh Dios se hizo el censo de las doce tribus y este fue el resultado:
Los hijos de la tribu de Rubén, sus descendientes y linajes, contando por cabezas los nombres de los varones de veinte años para arriba, aptos para el servicio de las armas, fueron contados cuarenta y seis mil seiscientos, la insignia heráldica de esta tribu estará simbolizada por un ramo primaveral.
Hijos de Simeón, contando por sus familias y linajes, fueron contados como hombres aptos para las armas cincuenta y nueve mil trescientos. Su emblema heráldico será una torre.
Los hijos de Gad, por familias y linajes, contando asimismo a los varones con edad superior a los veinte años, fueron contados cuarenta y seis mil seiscientos cincuenta. Su insignia heráldica será una tienda de campaña.
Los Hijos de la Tribu de Judá, contando como en los casos anteriores, fueron contados setenta y cuatro mil trescientos. Su insignia heráldica será un cachorro de León, símbolo del poder y la grandeza.
Los hijos de Issakar sus descendientes por familias y linajes, contando los varones de veinte años para arriba, aptos para el servicio de las armas, fueron contados cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. Su signo heráldico será un sol rodeado de estrellas.
Los hijos de Zabulón, contando también a familias y linajes y tan sólo a los varones de más de veinte años, fueron contados cincuenta y siete mil cuatrocientos. Su insignia heráldica será una nave, dado que Zabulón es marino.
Los hijos de Joseph, también contando a los varones que con más de veinte años podían manejar las armas, se contaron cuarenta mil quinientos. Su signo heráldico será una gavilla, elevada sobre la de sus hermanos, como hijo más querido.
Los hijos de Benjamín, tomando siempre como base familias y linajes y la mayoría de edad de los veinte años para los varones, edad tomada como buena para el uso de las armas, se contaron treinta y cinco mil cuatrocientos. Su emblema heráldico será una figura de lobo rapaz, símbolo de pueblo rapaz y temido por los enemigos de Israel.
Los hijos de Dan, se contaron sesenta y dos mil setecientos. Su insignia heráldica sera una balanza que personificará la justicia.
Los hijos de Aser, y aún a riesgo de tener que repetirnos, pero estamos siguiendo los textos bíblicos, con el fin de mantener la mayor rigurosidad en este trabajo, contando por linajes y familias, los varones mayores de veinte años fueron contados cuarenta y un mil quinientos. Aser, pueblo rico, tiene como escudo un cedro, símbolo de la prosperidad.
Los hijos de Nepthalí, siguiendo el mismo criterio que los anteriores, se contaron cuarenta y un mil quinientos.
Los hijos de Mansés, siguiendo las normas anteriores de contar solamente a los varones superiores a los veinte años, se contaron treinta y dos mil doscientos, (este último linaje se identifica con los levitas y lleva un pectoral en su escudo).
Estos fueron los contados de los hijos de Israel por sus linajes, los que contaron Moisés y Aarón, siendo en total seiscientos tres mil quinientos cincuenta varones mayores de veinte años aptos para empuñar las armas. Hay que hacer constar que, en un principio a los levitas no se los contó, ya que Yaveh hablando a Moisés, le dijo que no lo hiciera, que los pusiera en el tabernáculo del testimonio, de ahí que, en un principio, se haga constar a la tribu de Manses, así como las armas heráldicas que se les asignaron. De acuerdo a todo lo anterior, la masa de hombres que podrían convertirse en un Ejército combatiente y que para la época no era nada despreciable (recuérdese su número: más de seiscientos mil hombres) estos futuros guerreros de Israel se agruparon por tribus, cada una siguiendo su propio estandarte. Para la ilustración del tema, diremos que existe un curioso manuscrito hebreo de los Números que se encuentra en el British Museum y que muestra el orden en el campamento de los israelitas. Aquí ya se ve como las enseñas han sido concebidas como las de los caballeros del siglo XIII.
Al igual que en los restantes Ejércitos de la época (los egipcios, asirios, caldeos, hititas, etc) marchaban por unidades detrás de sus propios estandartes, así lo hicieron también los judíos. Pero conviene advertir que en torno a la heráldica hebrea no todo está muy claro y, a menudo, se produce cierta confusión: Viene a ocurrir que los rabinos atribuían un león a la tribu de Judá, una cabeza humana a la de Rubén, un toro a la de Efaeim y un águila a la de Dan. Según a esta tradición, los colores respectivos serían: pardo, rojo, anaranjado y azul. Y esto entra en cierta contradición con la interpretación que sobre los emblemas de las doce tribus se estampó en los sellos emitidos por el Estado de Israel y que reproducimos. En esta serie de sellos se habla de un ramo primaveral y en la parte del texto que corresponde al manuscrito depositado en el Britith Museum lo que se cita es la cabeza de un toro.
Por desgracia, ni Moisés, ni ninguno de los sacerdotes hebreos de la época nos han dejado excesivas muestras de la heráldica que emplearon. Sobre las insignias que se emplearon en el Santuario, se posee una ilustración sacada de una Biblia hebrea, de fines del siglo XIII, que se encuentra en la Biblioteca Nacional Francesa. En ella puede observarse, como el signo más destacado, el candelabro de los siete brazos en la parte superior, pueden verse dos querubines sobre el arca de la alianza e inmediatamente debajo está el Decálogo, las Tablas de la Ley recibidas por Moisés. Abajo, se obervan dos puntas de lanza que significan simplemente bandejas destinadas a colocar en su sitio las ofrendas, luego, una serie de pasteles de harina, regularmente dispuestos y en lugar preferente la mesa de los panes de proposición. También abajo, a la derecha, un aguamanil y una vara ornamental de uso indefinido.
Una vez realizada la unión de las doce tribus, no por eso cada una de estas abandonó sus propios signos y emblemas, hasta el punto que hasta en la época de su máximo esplendor, bajo el rey Salón, los soldados de cada tribu llevaban pintada la enseña de la tribu a la que pertenecían, distinguiéndose así unos de otros, al igual que lo hicieran muchos siglos más tarde los caballeros cruzados, reconocibles por las armas pintadas en sus escudos y en las gualdrapas de los caballos que montaban. En la simbología hebrea, puede citarse también una bella ilustración de la Biblia de Alba. Se destaca, como no podría por menos de suceder, el candelabro de los siete brazos. Por cierto ¿Porqué este candelabro tiene siete brazos y no nueve, o cinco, o tres?. La explicación se encuentra, esta es al menos la que dan los especialistas de la Tora, en que cada brazo representa un día de la semana, iluminados por la claridad del sábado que brilla como una luz.
En lo que respecta a los pectorales jeroglíficos que portaban los sacerdores encargados del Arca de la Alianza, reproducimos el del sumo sacerdote. La parte alta, que es donde se encuentran los signos heráldicos constituía una bolsa en la que se guardaban los «Urim» y los «Tummin» que servían para interpretar la voluntad divina, y en las instrucciones que da Yaveh Dios a Moisés a este se le dice bien claro que en este pectoral deberán ir grabados los sellos heráldicas que identifiquen a cada una de las doce tribus. Para terminar, creemos interesante dar los datos para el conocimiento del blasón que adornaba una sinagoga judía del siglo XVIII. En la tela sólo existen dos colores, el rojo y el azul. Esto se debe a que los colores provenían de una concha que abundaba en el pasado en las costas de Palestina: el «Murex» cuya sustancia tan sólo proporcionaba los dos colores anteriormente descritos, la denominada «púrpura roja» y la «púrpura violeta». La bordura está adornada con los emblemas heráldicos de las doce tribus de Israel, aunque, como con anterioridad ya hemos señalado, aquí también pueden observarse ciertas variaciones en los citados emblemas.
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