De oro, cuatro palos de gules resaltados de un castillo de plata aclarado de azur y púrpura.
La historia de Ibiza debe empezar a considerarse a partir de la epoca fenicia (alrededor del siglo VII antes de Cristo), aunque existen evidencias de ocupación humana anterior. Pero fue esta civilización la que empezó a crear núcleos poblacionales estables y a relacionarse con el exterior. La excelente situación de Ibiza en el marco del Mediterráneo facilitó esta relación, permitiendo un contacto comercial con todo el área mediterránea. La ciudad de Ibiza fue fundada, bajo el nombre de IBSM (Ibosim), en el año 654 antes de Cristo. Los cartagineses sustituyeron a los fenicios y la isla se convirtió definitivamente en un enlace comercial ineludible que permitió incluso la acuñación de moneda en la isla y la existencia de una industria diversa. Tras la caída de Cartago, Ibiza se situó junto a Roma y en el siglo I despues de Cristo, la isla se convirtió en municipio de aquel imperio.
Pero la historia de Ibiza no transcurrió tranquila. Su inmejorable situación para controlar las rutas marítimas mediterráneas propició, precisamente, esta intranquilidad. La isla fue sucesivamente invadida, ya fuera por el pueblo vándalo, el bizantino o el árabe. Esta última fue la civilización que dejó una mayor impronta de las tres, ya que aún quedan vestigios de su cultura en diversos topónimos y en sistemas de cultivo, además de restos de edificaciones en el Castillo de Ibiza.
La historia de Ibiza dio un nuevo vuelco en el año 1235. El Rey Jaime I, conocido como «el conquistador», aprobó un ataque sobre la isla para arrebatársela a los árabes. La expedición cristiana fue encabezada por Guillem de Montgrí (de quien existe un monumento junto al Ayuntamiento de Ibiza), arzobispo de Tarragona, acompañado por los nobles Nunó Sanç y Pedro de Portugal. La conquista tuvo exito y los vencedores dividieron la isla en cuatro distritos, llamados «quartons». Una vez ocupada la isla esta debía organizarse y así se creó la parroquia de Santa María (cuya primera iglesia ha dado lugar a la actual Catedral de Ibiza, que se encuentra en lo más alto del casco antiguo, llamado Dalt Vila).
Pese a haber sido conquistada, Ibiza continuaba siendo asediada por piratas y corsarios. Las continuas incursiones de estos en la isla obligó a que la arquitectura religiosa derivara tambien hacia la defensa (de ahí el caracter fortificado de muchos templos ibicencos) y hacia la creación de una amplia red de torres en el litoral (algunas en el interior) desde las que se daba aviso de los ataques, además de servir como refugio. Actualmente, muchas de estas torres continúan vigilando el horizonte desde el lugar en el que fueron emplazadas.
En 1782 Ibiza recibió el título de ciudad. Tres años más tarde se dividió su extensión en parroquias y en 1830 se creó la provincia de Baleares, en la que quedó integrada, instituyendose, además, los cinco municipios en los que está actualmente dividida la isla: San Juan de Labritja, San Jose de sa Talaia, San Antonio de Portmany, Santa Eulalia del Río e Ibiza.
La última «invasión» sufrida por Ibiza en su historia reciente es la derivada del turismo, que se ha convertido en la principal industria de la isla. La decada de los sesenta marcó el pistoletazo de salida hacia una transformación que aún continúa. La llegada de los hippies en aquellos años produjo un importante contraste cultural, que ya había dado comienzo con la llegada a la isla de numerosos artistas centroeuropeos que huían de la Segunda Guerra Mundial. Todos estos aspectos le han conferido a Ibiza el carácter cosmopolita y multietnico que conserva y cultiva hoy en día, sumando todos los aspectos de su historia para crear su leyenda.