Que significa el apellido: Romero
Su origen, historia y hechos
Nos encontramos ante un linaje antiquísimo del que no se saben exactamente sus orígenes aunque la mayoría de los autores sitúan su tronco original en Galicia. Pero es el caso que, por los mismos tiempos, también aparece en Aragón. En Galicia, se trata de modalidades ya que unas veces aparece escrito como Romero y otras como Romeu.
Sea como sea, bien procedente de Galicia, bien de origen aragonés, este linaje se extendió muy pronto por toda la Península, con preferencia a Andalucía, Valencia, ambas Castillas y Cataluña, siendo, precisamente en esta última región, donde más se escribió en su variante Romeu, y en otras ocasiones como Romeo.
Quede, pues, la debída constancia que aun en sus tres variantes, el tronco es el mismo. Los continuadores de la rama troncal, así como las diversas casas que de la misma se derivaron, están apellidados en distintos documentos y en fuentes informativas con las tres variantes citadas, sin explicación de los motivos que las originaron. Y si añadimos a esto, las numerosas contradiciones que pueden observarse en cuanto se refiere a la verdadera procedencia y formación del primitivo linaje solar de los varios que le son atribuidos, se presenta la duda, por otra parte lógica, de que en contra de la afirmación de que los tres apellidos constituyen el mismo, o sea el original Romero, aún a pesar de la constancia a que antes nos referíamos, y la afirmación categórica de que Romero, Romeo y Romeu constituyan un mismo apellido no sea exactamente cierta. Aunque hay que admitir, la casi certeza, de que, efectivamente, lo sean.
De lo que no cabe la menor duda y en esto se encuentran de acuerdo todos los autores es que se trata de un linaje muy antiguo. Caballeros de este apellido ya se encuentran entre aquellos que defendieron la causa de don Pedro I de Castilla contra la malquerencia, hacia este Rey, por parte de su hermano, el bastardo don Enrique de Trastamara.
Incluso hay noticias de que uno de estos caballeros, don Ruy de Romero advirtió a Don Pedro para que no acudiera a la cita que le hizo el de Trastamara, en Montiel, sospechando una traición, como así se produjo y en la que tomó parte tan activa el mercenario francés Bertrand Duguesclin, aquél célebre individuo que justificó la bellaquería cometida con su famosa frase «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor», propiciando con su acción que el de Trastamara, que llevaba las de perder, resultara ejecutor de su hermano, al intervenir el francés en la pelea, que sostenían ambos hermanos, y echar atrás al rey Don Pedro que, más fuerte y subido sobre el de Trastamara, se disponía a clavarle su puñal, colocándolo debajo del bastardo.
Por otra parte, los Romero intervinieron activamente en la conquista y sucesiva colonización del Nuevo Mundo y ya desde los primeros momentos se encuentran miembros de este apellido en las huestes de Pedro de Valdivia en la conquista de Chile y la lucha contra los araucanos. Otros Romero participaron en las expediciones del Río de la Plata y Sebastián Romero peleó junto a Hernán Cortés en todas las campañas que finalizaron con la conquista de Méjico.
El apellido Romero tiene probada su nobleza repetidas veces; para ingresar en la Orden de Calatrava (1.732), Carlos III (1.796, 1.798 y 1.807) y San Juan de Jerusalén (1.531) y en numerosas ocasiones en las Reales Chancillerías de Valladolid y Real Compañía de Guardias Marinas.
Por otra parte y merced a los entronques que este apellido efectuó con otras familias nobles, se confirma como apellido que si, en principio, fue compuesto, con el tiempo quedó unificado y así se puede citar a los Romero de Tejada, antiquísimo linaje, cuya procedendencia por parte de los Tejada se remonta al año 600 cuyo primer Señor fue don Gonzalo, Señor de los Cameros que sirvió a las órdenes del rey godo Sibuto, como siglos después, en los años 710 y 720, este apellido peleó bravamente contra los sarracenos. Más tarde y luchando junto al rey don Alfonso «el Casto», los caballeros Tejada entre los que se destacaba don Sancho, dieron tales pruebas de valor que, aun sin llevar todavía el apellido, el Rey citado no pudo por menos de exclamar «Las tejadas que da Sancho» y fue por esa exclamación del citado Rey por lo que quedó el apellido Tejada que, siglos más tarde, al unirse al Romero formó el de Romero de Tejada, con nobleza acreditada por ambas partes.
Siendo ya apellido único, es fácil encontrar a los Romero de Tejada en diferentes avatares de la historia de España, así como a los Fernández de Tejada, rama que tiene cierta línea con la anteriormente citada.
Entre los de este apellido que han destacado en las Bellas Artes, se encuentran bastantes, pudiendo citarse en los tiempos modernos a Luis Romero, escritor que en 1.951 obtuvo el Premio Nadal, a Emilio Romero, ganador asimismo de otros premios, destacado periodista y novelista, sin olvidar a Mateo Romero, ya en tiempos más antiguos, compositor español más conocido con el sobrenombre de «Maestro Capitán» Maestro de la Real Capilla de Madrid (1.647), Vicente Romero Girón, abogado y político español que participó en el denominado «Bienio Progresista» y fue Ministro de Gracia y Justicia en el año 1.883, don Francisco Romero Robledo, otro político español de gran influencia en el pasado siglo, quien fue ministro de la Gobernación con el gabinete presidido por el también político Cánovas del Castillo y, naturalmente, hay que citar al gran pintor Julio Romero de Torres, natural de Córdoba, que en la exposición celebrada en Madrid en 1.907 obtuvo una primera medalla por su cuadro «Musa gitana». Toda su pintura está influenciada por la tendencia andaluza.
Entre los de este apellido nacidos ya en América, cabe destacar a Elvio Romero, poeta insigne que caracteriza toda su obra en base a las injusticias sociales y está plena de una áspera ternura, a José Rubén Romero, escritor mejicano que fue Cónsul de su país en Barcelona y embajador en Brasil y Cuba, a Pío Romero, abogado y político salvadoreño que fue presidente de la República en su país.
Desde un punto de vista eminentemente popular, este apellido, Romero, se ha dado mucho en la denominada «Fiesta Nacional», siendo el más célebre de ellos Pedro Romero que, al fundarse por orden del Rey Fernando VII las Escuelas de Tauromaquia, fue designado primer maestro. Su seguridad ante los toros pareció estar protegida de un halo mágico ya que no tuvo ningún percance grave ante los más de cinco mil toros que se calcula que estoqueó.
Armas: Escudo cuartelado: 1º y 4º, en campo de oro, un romero de sinople, y 2º y 3º, en campo de oro, un león rampante de gules.
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