De azur, un castillo de plata aclarado de gules, acostado de dos báculos y superado de una estrella de seis puntas, de oro. A veces la narrativa histórica ha diseñado la historia de un pueblo o municipio, todo ello a expensas de un bien intencionado sentido de ornamentar los orígenes de ese lugar, creyendo, erróneamente darle prestigio hoy, cuanto mas lo tuviera en el pasado. Quizás sea el caso de Cazorla. Por similitud con algunos topónimos designados por cronistas romanos como Estrabon o Plinio, se ha buscado su relación con esta ciudad. Cazorla probablemente no es Castao, ni Carcesa, tampoco Qasturra. No era una gran ciudad musulmana en los tiempos de la conquista por Ximénez de Rada, pero llegaría a serlo durante el periodo cristiano del Adelantamiento de su propio nombre.